Otra vez el miedo en la economía y nuevamente con los movimientos del dólar. Impera un miedo confuso que hace difícil identificar con precisión quiénes son los responsables de esa zozobra. Dominado por la ansiedad de que una tragedia puede suceder irrumpe la angustia de convertirse en víctima. Preocupado por un futuro incierto, los sentimientos de miedo acosan cada vez con más fuerza.